Campo de Criptana

Campo de Criptana

Campo de Criptana en Ciudad Real es otro de los destinos obligados para toda familia que viaje con sus niños. Si ya les has hablado previamente del Quijote, conocerán la importancia de los molinos en partes puntuales de la novela. Saber que esos gigantes que se anteponían al hidalgo, eran en realidad los molinos que tienen delante les hará sentirse por un momento como el protagonista de la novela. Además de ser unas imponentes construcciones, forman parte del paisaje manchego ya internacionalmente conocido.

Otro lugar que también puede ser interesante para los niños es la Casa de Medrano. Ya no como un capítulo más en la vida del Quijote, sino en este caso en la vida de su autor, Cervantes. Fue precisamente en la Cueva de Medrano en la que estuvo preso el escritor y en el que en teoría, escribió su archiconocida obra.

s en Campo de Criptana donde el viajero encuentra un conjunto de diez molinos, de entre los cuales tres de ellos se remontan al siglo XVI, y por lo tanto bien pudieron ser los mismos que el ojo de Cervantes y, por tanto, su Quijote, pudieron ver realmente.

Los molinos de Campo de Criptana se encuentran repartidos por la ladera y la cuna de una colina y están considerados Bien de Interés Cultural. Y en 1575 las Relaciones Topográfica de Felipe II señalaban que en Campo de Criptana había muchos molinos, y, por lo que sabemos, el Marqués de la Ensenada llegó a censar en 1752 treinta y cuatro molinos de viento en este municipio manchego.

HISTORIA

El territorio que circunda a Campo de Criptana fue poblado desde épocas prehistóricas, de las que en diversos parajes se van encontrando restos de utillaje de caza, recolección y agricultura, así como de cerámica, sobre todo del período del Bronce. De tiempos históricos lo que más abunda son yacimientos ibérico-romanos.
Los orígenes del núcleo urbano de Campo de Criptana se fechan en el siglo XIII aunque el territorio municipal fue ocupado por el hombre mucho antes. Numerosos restos arqueológicos y documentos históricos citan la existencia de núcleos habitados desde el periodo del Bronce. Al menos desde la Edad Media se tiene constancia de varios asentamientos de cierta entidad denominados Criptana, Villajos, Posadas Viejas y El Campo, así como de otros de menor importancia como Villagordo, El Pico de la Solana, etc.

Criptana, emplazada a unos dos kilómetros al este del núcleo urbano actual, figura como un lugar que, con la denominación de Chitrana, fue cedido en 1162 por la Orden de San Juan al caballero mozárabe toledano Miguel Assaraff para que lo repoblara. Posteriormente pasó a la Orden de Santiago constituyéndose como el centro de una encomienda con bienes también en Villajos y Pedro Muñoz. En el siglo XIV ya estaba despoblada.

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